—¡Buenos días! Somos los doctores Simón Quiñones y Constanza Marentes. ¿Es usted Don Alonso de San Clemente? —le preguntó el doctor. —Sí. ¡Encantado de conocerlos! Entonces, es cierto el rumor ...
—Yo y mi primo iremos delante, que somos los mayores. —¡Que se dice al revés! —Pues ahora, por listo, tú irás el último—. Nadie fue capaz de contradecir a los ...
Estaba sentado, como cada día, en el renovado banco que habían puesto en el rellano del portal del viejo edificio. Pasaba allí horas escondido tras la celosía de cemento, oculto ...
—¿Qué piensas? Tienes mala cara. —¿Sabes? Estaba contento: después de casi un año, recibí una carta. —¡Qué bueno! Lo normal aquí, es que se tarde mucho más en tener correspondencia. ...
Se cercioró de que no había nadie más, miró varias veces en derredor suyo, y, cuando estuvo seguro, gritó, con toda la fuerza de la que fue capaz: —¿Por qué ...
Hace tantos años que vive solo, que no recuerda cuándo fue la última vez que compartió su vida con alguien más de una noche. Sin embargo, eso no ha hecho ...
No sabía cómo colocarse. En El Lomo siempre hacía frío, aunque estuviéramos en verano. Y a las seis y poco de la mañana, más. Ese viento constante no te deja ...
Se marcha, subiendo por la destartalada escalera del bareto de la Atalaya de Santa Brígida. Aquél al que me arrastró algún que otro viernes con el fin de pasar un ...
Llueve, pero sólo en sus ojos. Sin saber cómo, ya va por El Rincón, conduce en piloto automático y, sin embargo, de repente ya no conduce, vuelve a ser un ...